Mientras más pronto comiences es mejor. Lo ideal es empezar cuando ellos estén recién nacidos o son pequeños (entre 0 y 5 años), ya que los gastos que implican no son tan grandes como los que se van a presentar conforme vayan creciendo. Además, debes considerar que la inflación educativa incrementa año con año.

Para poder contratar un plan para Preparatoria, el niño o niña debe estar cursando 2º grado de primaria, y en el caso de desear contratar el plan de universidad, el niño o niña debe estar cursando como máximo 4º grado de primaria.

Si llegado el momento de elegir carrera tu hijo(a) se encuentra dudoso sobre qué estudiar, pueden posponer su ingreso a la universidad un año. Mientras tanto, tu dinero invertido seguirá generando rendimientos durante ese periodo de gracia.

Si a pesar de esto, tu hijo(a) decide no estudiar, se puede optar por la opción de nombrar a otro beneficiario (siempre y cuando sea menor que el beneficiario original).

En caso de que tu hijo(a) decidiera no estudiar y no existiera otro beneficiario, recibirás todo tu capital, pero habrá una penalización en el rendimiento ya que al no cumplirse el objetivo del fideicomiso que es la educación de tu hijo(a). El beneficio fiscal no aplica.

No pasa nada ya que el objetivo es que tu hijo(a) estudie en la Preparatoria o Universidad que desee. El dinero no lo entregamos a la institución educativa por lo que el ahorro reembolsado lo pueden ocupar para cualquier Preparatoria o Universidad ya sea pública, privada, nacional o extranjera siempre y cuando cuente con validez oficial.

Nuestra red de convenios tiene el objetivo de acercar descuentos con los cuales se pueden ahorrar hasta un año de colegiatura, pero hay absoluta libertad usarlos o no. Aunque te presentamos algunas opciones para ayudarte a realizar una proyección de tu ahorro, tú y tu hijo(a) tienen absoluta libertad de elegir la universidad o preparatoria de su preferencia.